RÍO DE JANEIRO, 26 Jul. 13 / 03:12 pm (ACI.- Marcelo Galeano es un argentino que tuvo la suerte de almorzar este viernes con el Papa Francisco en la residencia de San Joaquín, del Arzobispo de Río de Janeiro, y señaló que ha sido "un encuentro maravilloso y distendido" pero sobre todo "una experiencia de Dios".
En conferencia de prensa esta tarde en el Media Center de Copacabana, Marcelo comentó que al principio todos estaban callados porque "no todos los días almorzamos con el Papa".
Almorzaron con el Papa jóvenes de Nueva Zelanda, Australia, Portugal, Francia, México, Estados Unidos, Sri Lanka, Rusia, Colombia, Argentina y dos muchachos de Brasil
"Ha sido una experiencia de Dios. Ver gente de todos los continentes y países ha sido algo muy profundo. El Papa es un pastor, es un padre. Nos ha escuchado atentamente. Habló despacio para que podamos entender".
Marcelo dijo además que el Santo Padre es "es un hombre que ama a su Iglesia y que tiene una gran preocupación por los jóvenes para que podamos vivir en este mundo con sus dificultades".
Galeano resaltó que esta experiencia "es un regalo muy grande porque es la primera vez que lo veo después de él haber dejado su tierra natal, Argentina".
Para Paula García, contadora colombiana originaria de Bogotá y que fungió de intérprete durante el almuerzo, almorzar con el Papa ha sido una "bendición fantástica".
"El Papa nos preguntó a cada uno lo que hacemos en la Iglesia y nos recordó la importancia de la esperanza. En este día de San Joaquín y Santa Ana nos recordó la importancia de atender a los abuelos, de que los ancianos y la juventud vayan de la mano".
En declaraciones a ACI Prensa, García comentó que una amiga suya que trabaja en la pastoral con los ancianos, le "había escrito una carta al Papa que esperaba que 'si por algún milagro' tenía la oportunidad, el Papa Francisco podría recibir".
"Yo le di la carta al Papa y no sabía que se la iba a poder dar y menos hoy, en el día de San Joaquín y Santa Ana".
El Papa también le dijo a los jóvenes que ayuden a la esperanza de muchos jóvenes que no tienen trabajo y les dejó como "tarea" responder luego a algunas preguntas "Por qué están ustedes hoy aquí?, Por qué hay jóvenes muriendo en las calles? Por qué hay jóvenes sufriendo? Cuando tengan respuestas y el corazón llore, entonces podrán compartir ese amor con los demás, con los otros".
El almuerzo concluyó con el rezo, cada uno en su idioma, del Ave María.
El menú de este almuerzo consistió en ensalada mixta de entrada, un primer plato de rissoto de hongos, un segundo plato de escalopines al vino con verduras o una alternativa de pollo, y de postre un dulce de maracuyá.