Francisco tuvo este encuentro en Birkenau (conocido como Auschwitz II), luego de haber rezado en silencio frente al “muro de la muerte” y la celda donde murió San Maximiliano Kolbe; en Auschwitz I.
En el sector de Birkenau los nazis instalaron 4 crematorios con cámaras de gas que podían recibir hasta 2.500 presos por turno.
Heroísmo de las religiosas franciscanas
Entre las personas a las que el Pontífice pudo saludar está la hermana Janina Kierstan, Madre General de las Hermanas Franciscanas de la Familia de María, en representación de su congregación que salvó en Polonia a cerca de 500 niños judíos, muchos de ellos gracias a la acción de la Madre Matylda Getter.
La historia cuenta que en 1942, Malgosia Mirska y su hermana menor Irena llegaron al convento en Varsovia para encontrar refugio. “A medida que cruzaba la puerta, era consciente de mi dilema: era una cuestión de vida o muerte”, recordó. “La Madre Superiora, Matylda Getter, nos miró y dijo: ‘sí’. Ella nos recibió. Tuve la impresión de que los cielos se abrían ante mí”.
Eran miles los niños judíos que enfrentaban el mismo dilema, y las religiosas espontáneamente trabajaron para salvarlos, siempre bajo la dirección de la Superiora General, Ludwiga Lisówna (1874-1944) en Lviv, y la Madre Matylda (1870-1968) —conocida como “Mamá”—, en Varsovia. Irena Sendlerowa cuenta que la Madre Getter le aseguró que cada niño rescatado del gueto sería aceptado.
También hubo jóvenes rescatadas por la religiosa. Una chica de nombre Mary contó que llegó al convento en 1943. “La policía estaba tras mis pasos y no podía regresar a mi apartamento, era una judía y no sabía a dónde ir (…). Las hermanas me encontraron un trabajo y he visto con mis ojos que muchos judíos llegaron al convento, especialmente un gran número de niños”.
Las religiosas trabajaron junto con sacerdotes, consulados, laicos y otras congregaciones religiosas en toda Polonia. Solo esta congregación salvó más de 500 niños y jóvenes y cerca de 250 ancianos.
En 1985 la Madre Getter fue reconocida como “Justa entre las naciones”.
Un matrimonio camino a los altares
Otra de las personas que encontró Francisco fueron el Rabino de Polonia, Michael Schudrich y el P. Stanislaw Ruszala. El sacerdote asistió en recuerdo de los esposos Józef y Wiktoria Ulma, así como sus siete pequeños hijos asesinados por los nazis por haber salvado a los judíos.
Józef y Wiktoria Ulma vivían en el pueblo de Markowa, junto a otros 4.500 habitantes. Durante la ocupación alemana, muy probablemente a finales de 1942, pese a la pobreza y el riesgo, los esposos refugiaron a ocho judíos: Saul Goldman y sus cuatro hijos; así como a dos hijas y una nieta de Chaim Goldman de Markowa.
Sin embargo, probablemente fueron denunciados por esconder judíos y el 24 de marzo de 1944, por la mañana, cinco gendarmes alemanes y otros policías comandados por el teniente Eilert Dieken llegaron a la casa del matrimonio.
Primero dispararon a los judíos y luego a Józef y Wiktoria (que estaba en el séptimo mes de embarazo). Después Dieken mató a los niños. En pocos minutos murieron diecisiete personas, incluyendo el bebé que Wiktoria comenzó a dar a luz en el momento de la ejecución.
En 1995, Wiktoria y Józef Ulma fueron reconocidos "Justo entre las Naciones". En 2003 se inició su proceso de beatificación y actualmente se encuentra en el Vaticano.
Así como estos dos casos, muchos otros se dieron durante los años de ocupación nazi, protagonizados por congregaciones, obispos, sacerdotes, laicos, usando diversos medios, incluyendo la expedición de “certificados de bautizo” para ocultar la condición judía de los perseguidos.
Beato Odoardo Focherini: El padre de familia que murió en Auschwitz por salvar 100 judíos
MADRID, 17 May. 12 / 06:05 am (ACI/EWTN Noticias).- Odoardo Focherini es un periodista italiano padre de siete hijos y líder de la Acción Católica que fue asesinado por los nazis a los 37 años, tras salvar a numerosos judíos durante la Segunda Guerra Mundial. Este laico ha sido declarado mártir el 10 de mayo a través de un decreto aprobado por el Papa Benedicto XVI.
Focherini fue un ferviente católico que desde muy joven se opuso al fascismo, inspirado por la encíclica "Non abbiamo bisogno (No necesitamos)" de Pío XI.
A los 19 años fundó los scouts católicos en Carpi, su ciudad natal, llegando a ser jefe del movimiento scout en su diócesis y uno de los referentes en toda Italia.
A los 23 años se casó con María Marchesi, con quien tuvo siete hijos y a los 27 fue presidente de Acción Católica en Italia, en una época en que las asociaciones fascistas competían por captar a los jóvenes.
Lo que lo hizo mártir tiene que ver con su lucha por salvar a los judíos de la persecución, ante las leyes raciales de la época. En 1943, con 36 años, organizó una red para enviar a Suiza a más de cien judíos, y logró que escapen del fascismo italiano.
Al año siguiente fue detenido por los nazis en un hospital mientas atendía a un judío enfermo. Lo trasladaron al campo de concentración de Hersbruck en donde las condiciones eran muy difíciles. En ese lugar una herida en la pierna que nadie atendió le ocasionó una septicemia que le quitó la vida en 1944, a los 37 años.
Antes de morir dictó a un amigo suyo la siguiente carta:
"Mis siete hijos... Querría verlos antes de morir... No obstante, acepta, oh, Señor, también este sacrificio, y protégelos Tú, junto a mi mujer, a mis padres, a todos mis seres queridos. Declaro morir en la más pura fe católica, apostólica, romana y en la plena sumisión a la voluntad de Dios, ofreciendo mi vida en holocausto por mi diócesis, por Acción Católica, por el Papa y por el retorno de la paz al mundo. Os ruego que digáis a mi esposa que siempre le he sido fiel, que siempre he pensado en ella y que siempre la he amado intensamente".
En su memoria, la Unión de las Comunidades judías de Italia le otorgó una medalla de oro en 1955 y el Instituto conmemorativo de los mártires y de los héroes Yad Vashem de Jerusalén le proclamó Justo entre las Naciones.