Una visita de recogimiento y sin declaraciones
Después se ha trasladado hasta el campo de Birkenau, el "Auschwitz 2", construido a unos tres kilómetros de distancia para que Adolf Hitler llevase a cabo la llamada "solución final" con la que pretendía exterminar a todos los judíos.
Ha llegado en el coche eléctrico que viajaba paralelo a las vías del tren con el que los deportados llegaban a este campo.
En la explanada de Birkenau, un millar de personas ha podido asistir al momento en el que Francisco ha pasado delante de las lápidas con inscripciones en los 23 idiomas de los prisioneros mientras un rabino entonaba el salmo 130, el De Profundis.
El papa ha decidido visitar en absoluto silencio el campo de concentración, al que acudieron anteriormente el papa y santo polaco Juan Pablo II (1979) y el pontífice alemán Benedicto XVI (2006). Las únicas palabras del pontífice en este lugar del horror serán las que ha dejado escritas en el libro de honor.
CRACOVIA, 29 Jul. 16 / 05:01 am (ACI).- En la etapa final de su visita al campo de concentración de Auschwitz, el Papa Francisco se dirigió al sector de Birkenau (conocido como Auschwitz II), donde rezó unos minutos frente al monumento que reconoce a los Justos entre las Naciones, es decir las personas que arriesgaron sus vidas para salvar a los judíos del exterminio nazi.
El Santo Padre llegó aproximadamente a las 10:30am luego de encontrarse con un grupo de sobrevivientes del Holocausto y de rezar unos minutos en la celda donde murió San Maximiliano Kolbe.
Antes de llegar al monumento, ubicado en una gran explanada, el Santo Padre se detuvo frente a unas lápidas conmemorativas escritas en varios idiomas.
Luego se dirigió al monumento y encendió una vela. Aunque en el campo había al menos mil personas, durante el momento de oración todo permaneció en silencio. Posteriormente, el rezo del Papa fue acompañado por el canto en hebreo del salmo 130 por parte del Jefe Rabino de Polonia, Michael Schudrich. También estuvo el sacerdote polaco P. Stanis?aw Rusza?a, de la parroquia de Markowa a la que pertenecían los esposos Józef y Wiktoria Ulma, en proceso de beatificación.
Finalmente, antes de retirarse, Francisco saludó a unos 12 representantes de “justos entre las naciones”, reconocidos oficialmente en el Memorial de la Shoah de Jerusalén. Entre ellos estaba la hermana Janina Kierstan, Madre General de las Hermanas Franciscanas de la Familia de María, en representación de su congregación que salvó a cerca de 500 niños judíos, muchos de ellos gracias a la acción de la Madre Matylda Getter.